lunes, 14 de enero de 2013

Jorge Riechman

Alabanza sucinta de la enamorada

Cada vez que me miras
nazco en tus ojos.

Alabanza tuya

Es malo que haya
gente imprescindible.
No es muy buena
la gente que a sabiendas
se vuelve imprescindible.
La fruta
ha de continuar atesorando sol,
no ha de menguar la fuerza del torrente
si por acaso un día
se pierden unos labios.

Pero
         -y este pero me abrasa-
no puedo
decir que sea malo
que tú seas imprescindible.

El vestido más hermoso

El mejor vestido para mi cuerpo
es tu cuerpo desnudo.
el mejor vestido para tu cuerpo
es mi cuerpo desnudo.

Vestido así,
no tengo ganas de desnudarme
nunca.

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