jueves, 7 de febrero de 2013

Delmira Agustini

¡Oh Tú!

¡Oh Tú!
Yo vivía en la torre inclinada
de la Melancolía...
Las arañas del tedio, las arañas más grises,
en silencio y en gris tejían y tejían.

¡Oh, la húmeda torre!...
Llena de la presencia
siniestra de un gran búho,
como un alma en pena;

Tan mudo que el Silencio en la torre es dos veces;
tan triste, que sin verlo nos da frío la inmensa
sombra de su tristeza.

Eternamente incuba un gran huevo infecundo,
incrustadas las raras pupilas más allá;
o caza las arañas del tedio, o traga amargos
hongos de soledad.

El búho de las ruinas ilustres y las almas
altas y desoladas!
Náufraga de la Luz yo me ahogaba en la sombra...
En la húmeda torre, inclinada a mí misma,
a veces yo temblaba
del horror de mi sima.
 

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