jueves, 8 de abril de 2010

Rafael de León

RAFAEL DE LEÓN Y ARIAS DE SAAVEDRA -( 1908 -1982) Nació el 6 de 1908 en Sevilla, Andalucía (España), hijo de José de León y Manjón y de María Justa Arias de Saavedra y Pérez de Vargas, condes de Gómara. En el año 1926 inicia en la universidad de Granada, la carrera de Derecho. Allí conoció a otro poeta: Federico García Lorca, con quien entabla una buena amistad.

Rafael de León pertenece a la "Generación del 27" de los poetas españoles, aunque un incomprensible olvido ha hecho que nunca figure en esa nómina. De ningún poeta español de este siglo XX, han sido tan recitadas sus poesías y tan cantadas las letras de sus canciones, pero incomprensiblemente sigue siendo el gran ausente al hacer recuentos dentro del ámbito de la cultura popular española de posguerra. La obra poética de Rafael de León, queda dividida en esos dos grandes apartados: poesías propiamente dichas, y letras para canciones.


NO ME QUIERAS TANTO


I
Yo tenía veinte años
y él me doblaba la edá.
En mis sienes había noche
y en las suyas madrugá.
Antes que yo lo pensara mi gusto estaba cunplío;
ná me faltaba con él.
Me quería con locura, con tos sus cinco sentíos,
yo me dejaba queré.
Amor me pedía
como un pordiosero,
y yo le clavaba, sin ver que sufría,
cuchillos de acero.

¡No me quieras tanto
ni llores por mí!
No vale la pena que por mi cariño
te pongas así.
Yo no sé quererte
lo mismo que tú,
ni pasar la vida pendiente y esclava
de esa esclavitú.
¡No te pongas triste, sécate ese llanto!
Hay que estar alegre, mírame y aprende:
¡No me quieras tanto...!

II

Con los años y la vía
ha cambiado mi queré
y ahora busco de su labios
lo que entonces desprecié.
Cegaíta de cariño yo le ruego que me ampare,
que me tenga cariá.
Se lo pido de rodillas por la gloria de su mare
y no me sirve de ná.
Como una mendiga
estoy a su puerta
y con mis palabras mi pena castiga
dejándome muerta.

De to lo del mundo sería capaz,
con tal que el cariño que tú me tuviste
volviera a empezar.

Por lo que más quieras sécame este llanto,
maldigo la hora en que yo te dije:
"¡No me quieras tanto!"

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